TID: ¡El asesino era yo! (el trastorno de identidad disociativo en el cine)

El fenómeno Sybil 

Cuando Shirley Ardell Mason, una joven de veinticinco años comienza a tener visiones, pesadillas y recuerdos aterradores, acude asustada a la consulta de la doctora Cornelia Wilbur. Es el comienzo de once largos años de terapia en los que Shirley descubrirá que de pequeña sufrió terribles abusos sexuales y vejatorios por parte de su madre. Sometida a sesiones de hipnosis y tomando algunas drogas como el Pentotal (conocido coloquialmente como el “suero de la verdad”) Shirley terminó desarrollando hasta dieciséis personalidades diferentes, cada una con rasgos y características propias, entre las que había personalidades masculinas, infantiles, de raza negra… Tras años de terapia, la doctora consiguió ayudarla a reunir todas esas personalidades en una sola, la número diecisiete, con la que Shirley pudo alcanzar la curación.

Este caso podría ser uno más de los muchos que abundan en la literatura científica si no fuera porque a principios de la década de los 70 se publicó en Estados Unidos un libro escrito por Flora Rheta Schreiber bajo el título de Sybil (Sybil, 1973), basado en el caso real de Shirley, un libro que no tardaría en convertirse en un best-seller. Debido al apabullante éxito, algunos años más tarde se estrenó una película para la televisión basada en la novela y con su mismo título, Sybil (1976) de Daniel Petrie, que alcanzó también la fama. El telefilm estaba protagonizado por Sally Field en el papel de Sybil y por Joanne Woodward en el papel de la psicóloga que la trata.

Para muchos profesionales, esta película marca un antes y un después en la historia del TID. Y es que a partir de la publicación del libro Sybil se produjo una avalancha de nuevos casos en Estados Unidos; cientos de personas acudieron a los medios de comunicación asegurando que tenían múltiples personalidades, decenas de psicólogos publicaron informes de casos… La fiebre del TID había comenzado, y la Asociación Americana de Psicología (APA) terminó incluyendo el trastorno en el Manual Estadístico de Trastornos Mentales (DSM), es decir, lo hizo oficial.

Ciertamente, antes de la publicación del libro y del estreno de la película, el TID era considerado un trastorno mental muy raro, tan infrecuente que la APA no lo entendía como una entidad en sí misma, de hecho había poco menos de 50 casos diagnosticados en todo el mundo. A lo largo de los años que siguieron a la aparición de Sybil, la cantidad de diagnósticos ascendió a más de 40.000 (dato a fecha de 1998), la mayor parte de ellos reportados en Estados Unidos. Las cifras hablan por sí solas y todo apunta a la existencia de unarelación entre fenómeno mediático y trastorno. Así, para muchos especialistas el trastorno de identidad disociativo es una entidad fácilmente en personas sugestivas y sensibles que pueden verse condicionadas por el propio terapeuta o por la presión mediática.

Continúa en «TID y esquizofrenia, la eterna confusión«

Referencias

1.- Vera Posek B. Imágenes de la locura. La psicopatología en el cine. Madrid: Calamar Ediciones; 2006.