La violencia y la melancolía en los adolescentes: la demanda del Otro, función del analista

Cuando mayor es la demanda del Otro y al Otro y el superyó vocifera en contra de un Yo que ha perdido los ligámenes con Eros, entonces dejamos de nombrar al síntoma y hablamos de “trastornos”. En este punto quiero resaltar que el sujeto es singularidad siempre, aún cuando para sostenerse se manifieste en un síntoma cada vez más “loco”.
La función del analista de adolescentes es restaurar el deseo de vivir y de crear, independizándolos de las exigencias e ideales de felicidad, éxito económico, poder o liderazgo impuestos por la cultura o por los ideales familiares.
Ante la imposibilidad de cumplir con la demanda de obtención de un bienestar permanente, la dependencia adolescente se prolonga y se vuelve un tiempo monótono en lugar de ser un puente hacia otras posibilidades.
Transformar incesantemente el lenguaje borrando las diferencias entre los vocablos corteses y los insultos, recurrir a los apodos para nombrarse entre sí, compartir los estragos del dolor en la mudez o con el alcohol y los tóxicos, son los recursos de la depresión y la angustia sin ligadura. Las depresiones pueden afectar a los adolescentes silenciosamente, sin que ellos mismos se reconozcan deprimidos.