La violencia: psicoanálisis y la violencia cotidiana

Se hace necesario como analistas pensar en la incidencia de este proceso de cambio en la determinación de los nuevos vínculos y subjetividades emergentes como asimismo de las posibles patologías a la luz de nuestras conceptualizaciones teóricas e instrumentos técnicos. También debemos encarar las nuevas demandas terapéuticas que se hacen al psicoanálisis y a los psicoanalistas.
Se hace necesario cuestionar en qué puede consistir la participación como psicoanalistas frente a esta crisis, y la violencia cotidiana determinante de nuevas patologías.
La actual aceleración y el sentido informático y mediático del proceso de cambios, el auge de la tecnocracia, el pragmatismo, el exitismo, la sobreadaptación y las modas cuyo éxito reside en las
apariencias exteriores por encima de lo interior, colisionan con el método psicoanalítico.
En el contexto descrito el sujeto se encuentra en situaciones de suma tensión que le implican malestar y sufrimiento. Sabemos que el malestar y la angustia son señales que alertan acerca de la existencia de un conflicto (en cualquiera de los tres espacios psíquicos: intra, inter y transubjetivo), y que puede conducir a buscar nuevos caminos a través de un trabajo psíquico (y/o vincular) de búsqueda de conocimiento y cambio.
Pero frente a este malestar prevalece un modelo de aplacamiento de los conflictos a través del reforzamiento de defensas que desmientan la pérdida de ideales y valores humanísticos, facilitando la adaptación a la sociedad. Asimismo se busca aliviar, como ya lo señalé, la angustia, el malestar y el sufrimiento del hombre contemporáneo con psicofármacos.
Reducir el sufrimiento dado por el conflicto al funcionamiento de un cerebro computarizado es dejar de lado lo que el psicoanálisis colocó en un primer plano a principios de siglo: la experiencia subjetiva que sitúa los afectos y la fantasmática inconsciente en el centro del alma humana. Pareciera que para cada síntoma debiera haber una respuesta inmediata, química, que evite el dolor, las emociones, el interrogarse, que eluda el conflicto. ¿Se trata de contención-comprensión o de violencia?
Freud señaló que el Psicoanálisis no era una concepción totalizadora ni cerrada del mundo. Por todo lo que conoce del hombre y sus conflictos, el Psicoanálisis es sensible y coherente en su preocupación.
En el campo de la crisis social con sus efectos desestructurantes en los sujetos y en sus vínculos, se hace evidente que el objetivo básico del Psicoanálisis, que es dar nuevas significaciones, requiere seguir ampliando los fundamentos del mismo para que esté abierto al pluralismo de las ideas y al trabajo interdisciplinario, y al nuevo sujeto de la globalización, de la informática y la imagen, del desempleo masivo, la miseria y la violencia, sin perder nuestra ética del compromiso en el alivio del sufrimiento humano y nuestra confianza en la simbolización como capacidad humana.