Obras de S. Freud: Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis (1933 [1932]). Prólogo

Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis (1933 [1932])

Prólogo.

Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis (1933 [1932])

Prólogo.
Las Conferencias de introducción al psicoanálisis se dictaron en los dos semestres de invierno de 1915-16 y 1916-17 en una sala de la Clínica Psiquiátrica de Viena, ante un auditorio compuesto por alumnos de todas las facultades. Las de la primera mitad fueron improvisadas y puestas por escrito acto seguido; las de la segunda, redactadas en el verano siguiente durante una estadía en Salzburgo y dictadas textualmente ese invierno. Aún poseía en esa época el don de una memoria fonográfica.
A. diferencia de aquellas, estas nuevas conferencias nunca se pronunciaron. Desde
entonces, mi edad me ha dispensado de la obligación de ocupar la cátedra para acreditar mi
pertenencia a la Universidad -sólo periférica, es cierto-, y una operación quirúrgica me ha
inhabilitado como orador. Sólo mediante un espejismo de la fantasía, pues, vuelvo a trasladarme
a aquella sala de conferencias en el curso de las siguientes elucidaciones; es que acaso ayuda,
cuando uno ahonda en la materia, no olvidar el miramiento por el lector.
Estas nuevas conferencias en modo alguno pretenden remplazar a las anteriores. No
constituyen algo autónomo que pudiera esperar conquistarse un círculo propio de lectores, sino
continuaciones y complementos, que se dividen en tres grupos en cuanto a su vínculo con
aquellas. Un primer grupo lo componen reelaboraciones de temas ya tratados quince años
atrás, pero que hoy piden ser expuestos de otro modo a consecuencia del ahondamiento de
nuestras intelecciones y el cambio de nuestros puntos de vista; vale decir, son revisiones
críticas. Los otros dos grupos comprenden las ampliaciones propiamente dichas, pues tratan de cosas que aún no existían en el psicoanálisis en la época de las primeras conferencias, o de las que había demasiado poco como para justificar considerarlas. en un capítulo especial. Es inevitable -pero tampoco cabe lamentarlo- que algunas de las conferencias reúnan los caracteres de estos grupos y de aquel.
La dependencia de estas nuevas respecto de las Conferencias de introducción se expresa también mediante la continuidad de la numeración. La primera de este volumen es entonces la n° 29. Como aquellas, poco de nuevo ofrecen al analista profesional; están dirigidas a esa gran multitud de personas cultas a quienes uno querría atribuirles un interés benévolo, aunque reservado, por la peculiaridad y las adquisiciones de la joven ciencia. También esta vez me guió el propósito de no sacrificar nada en aras de una simplicidad, una perfección y un acabamiento aparentes, de no escamotear los problemas ni desmentir las lagunas e incertidumbres. En ningún otro ámbito del trabajo científico sería lícito ufanarse de tales designios de sobriedad y modestia. Dondequiera se los considera obvios, y el público no espera otra cosa. Ningún lector de una exposición de astronomía se sentirá desilusionado ni desdeñará a esa ciencia porque se le muestren los límites más allá de los cuales nuestro conocimiento del cosmos se pierde en lo nebuloso. Sólo en la psicología ocurre de otro modo; aquí sale a la luz en toda su dimensión la constítucional ineptitud del ser humano para la investigación científica. Parece que de la psicología no se piden progresos en el saber, sino satisfacciones de otra índole; se le reprocha
cada problema irresuelto, cada incertidumbre admitida.
Quien ame a la ciencia de la vida anímica, deberá aceptar también tales inclemencias.
Viena, verano de 1932

Obras de S. Freud: Escritos breves. Carta a Georg Fuchs.(1931)

Carta a Georg Fuchs.(1931)
(Nota 1)
Luego de leer su carta sentí una ola de profunda simpatía, aunque pronto la frenaron dos
reflexiones: una dificultad interior y un obstáculo exterior. Una oración de su propio prefacio me
brinda una adecuada expresión de la primera: «Sin embargo, hay sin duda personas que tienen

Carta a Georg Fuchs.(1931)
(Nota 1)
Luego de leer su carta sentí una ola de profunda simpatía, aunque pronto la frenaron dos
reflexiones: una dificultad interior y un obstáculo exterior. Una oración de su propio prefacio me
brinda una adecuada expresión de la primera: «Sin embargo, hay sin duda personas que tienen
tan pobre opinión de la humanidad civilizada de hoy que niegan la existencia de una conciencia
mundial». Creo que yo soy una de esas personas. Por ejemplo, no podría suscribir la afirmación
de que el tratamiento que se le da a los prisioneros es una desgracia de nuestra civilización. Por
el contrario -me diría una voz-, está en perfecta armonía con nuestra civilización, es una
expresión necesaria de la brutalidad y falta de entendimiento que privan en la humanidad
civilizada de la época presente. Y si por algún milagro la gente se convenciera repentinamente
de que la reforma del sistema penal es la primera y más urgente tarea que tiene ante sí nuestra
civilización, ¿qué otra cosa resultaría de ello sino que la sociedad capitalista carece ahora de
los medios para afrontar el gasto que exigiría dicha reforma? La segunda dificultad, la exterior,
sale a luz en los pasajes de su carta en que usted me exalta como líder intelectual reconocido e
innovador cultural, y me atribuye el privilegio de ser oído por el mundo civilizado. Desearía que
así fuera, mi estimado señor: en tal caso no me rehusaría a su solicitud. Pero me parece que
soy persona ingrata, sino ingratissima, para los alemanes -y tanto para los cultos como para los
incultos-. Confío plenamente en que usted no habrá de pensar que yo me siento seriamente
agraviado por estos signos de desaprobación. Desde hace decenios he sido así de imprudente;
además, si lo midiéramos por su ejemplo, resultaría demasiado ridículo. Sólo menciono estas
trivialidades a fin de confirmarle que no soy un defensor conveniente para un libro que intenta avivar las simpatías de sus lectores en pro de una buena causa. Permítame agregar que su libro es conmovedor, noble, sensato y bueno.

Notas:
1- [Publicada en Georg Fuchs, Wir Zuchthäusler {Nosotros, los convictos}, Munich: Langen, 1931, págs. x-xi; traducida al inglés por K. R. Eissler en su artículo «A Hitherto Unnoticed Letter by Signiund Freud», Int. J. Psycho-Anal., 42 (1961), págs. 199-200.
La carta fue descubierta por el doctor Eissler, en cuyo artículo se describen con detalle las circunstancias en que Freud la escribió. Lo que sigue es un resumen de ello: Georg Fuchs (1868-1949) era un conocido crítico literario de Munich, ligado muy especialmente al teatro, Fue encarcelado por «agravios políticos» y escribió un voluminoso libro en que relataba sus experiencias como convicto. Antes de su publicación envió ejemplares a varias celebridades (entre ellas Ricarda Huch, Hermann Keyserling y Oswald Spengler, además de Freud), reproduciendo sus respuestas en el prefacio de la obra.]

{Esta carta apareció en el volumen 22 de la Standard Edition, págs. 251-2; allí, el propio Strachey consigna que por la fecha en que fue escrita correspondía incluirla en el volumcn anterior, pero que ello no fue posible porque tomó conocimiento de la carta cuando ese volumen ya estaba en prensa.  La presente traducción ha sido tomada de la versión inglesa de Strachey.}

Obras de S. Freud: Escritos breves. Carta al burgomaestre de la ciudad de Pribor (1931)

Carta al burgomaestre de la ciudad de Pribor. (1931)

(1)
Agradezco al burgomaestre de la ciudad de Príbor-Freiberg (2), a los organizadores de esta
celebración y a todos los presentes el honor que me han hecho al distinguir mi casa natal con
esta inscripción conmemorativa, obra de un artista. Y que me lo hayan tributado estando yo aún

Carta al burgomaestre de la ciudad de Pribor. (1931)

(1)
Agradezco al burgomaestre de la ciudad de Príbor-Freiberg (2), a los organizadores de esta
celebración y a todos los presentes el honor que me han hecho al distinguir mi casa natal con
esta inscripción conmemorativa, obra de un artista. Y que me lo hayan tributado estando yo aún
vivo, cuando mis contemporáneos no coinciden entre sí en cuanto al juicio que merece mí obra.
Abandoné Freiberg a la edad de tres años; a los dieciséis, siendo estudiante secundario, volví a visitarla durante las vacaciones como huésped de la familia Fluss (3). No regresé desde
entonces. Muchas cosas me han sucedido desde aquella época: cuantiosos esfuerzos,
muchas penas, también algo de dicha y de éxitos, tal como suelen ir mezclados en la vida de
los hombres. Hoy, a los setenta y cinco años, me resulta difícil trasladarme a aquellos tiempos,
de cuyo rico contenido sólo conservo en mi recuerdo unos pocos restos, pero hay algo de lo
que puedo estar seguro: en lo profundo, bajo muchas capas, sigue viviendo en mí el dichoso niño de Freiberg, el primer hijo de una madre joven, niño que de ese aire y de ese suelo recibió las primeras impresiones imborrables. Permítaseme por eso, de corazón, concluir estas palabras de agradecimiento con un voto de dicha para ese lugar y sus habitantes.

Notas:
1- [«Brief an den Bürgermeister der Stadt Príbor». Ediciones en alemán: 1931: Psychoanal. Bewegung, 3, nº 6, pág. 566; 1934: GS, 12. pág. 414; 1948: GW, 14, pág. 561. {Traducciones en castellano (cf. la «Advertencia sobre la edición en castellano»): 1955: «Carta al burgomaestre de la ciudad de Príbor», SR, 20, págs. 239-40, trad. de L. Rosenthal; 1968: Igual título, BN (3 vols.), 3, pág. 351; 1974: Igual título, BN (9 vols.), 8, pág. 3232.}
El 25 de octubre de 1931, el burgomaestre de Príbor descubrió en una ceremonia una placa de bronce en la pared de la casa natal de Freud. La presente carta fue leída en esa oportunidad por Anna Freud. El hecho es narrado por Ernest Jones en el tercer volumen de su biografía (1957, pág. 172).]
2- [La ciudad de Príbor se encuentra en Moravia, que en la actualidad forma parte de Checoslovaquia. En la época del nacimiento de Freud (1856) se la conocía como Freiberg e integraba el imperio austro-húngaro.]
3- [Esta visita fue probablemente la ocasión de un episodio en apariencia autobiográfico que, en «Sobre los recuerdos encubridores» (1899a), Freud atribuyó a un personaje anónimo. Allí se nos dice que el muchacho tenía diecisiete años, posiblemente con el fin de disimular el origen real de la anécdota.]

Obras de S. Freud: Escritos breves. Prólogo a Hermann Nunberg, AlIgemeine Neurosenlebre auf psychoanalytischer Grundlage. (1932 [1931])

Prólogo a Hermann Nunberg, AlIgemeine Neurosenlebre auf psychoanalytischer Grundlage. (1932 [1931])

(1)

Prólogo a Hermann Nunberg, AlIgemeine Neurosenlebre auf psychoanalytischer Grundlage. (1932 [1931])

(1)
Este libro de Hermann Nunberg contiene la exposición más completa y concienzuda que poseamos hasta hoy de una teoría psicoanalítica de los procesos neuróticos. Difícilmente satisfaga este trabajo a los amantes de la simplificación y el rápido trámite de los problemas pertinentes. En cambio, estimará esta obra y la hará objeto de un celoso estudio quien sienta predilección por el pensamiento científico, lo aprecie como un mérito si la especulación nunca se aparta del hilo conductor de la experiencia, y pueda gozar de la bella diversidad del acontecer psíquico (2).

Notas:
1- [Ediciones en alemán: 1932: Berna y Berlín: Hans Huber, pág. iii; 1934: GS, 12, pág. 390; 1950: GW, 16, pág. 273. {Traducciones en castellano (cf. la «Advertencia sobre la edición en castellano»). 1950: En Hermatin Nunberg, Teoría general de las neurosis basada en el psicoanálisis, Barcelona: Pubul, pág. 1, trad. de L. Damians; 1955: «Prefacio para un libro de Hermann Nunberg», SR, 20, pág. 180, trad. de L. Rosenthal; 1968: Igual título, BN (3 vols.), 3, pág. 314; 1974: Igual título, BN (9 vols.), 8, pág. 3222.}]
2- [En la edición original, se introdujo en esta última oración un error de imprenta que modificaba seriamente el sentido y debió ser corregido mediante una «fe de erratas». Freud había escrito: «Wer aber w¡ssenschaltfiches Denken bevorzugt, es ais Verdienst zu würdigen weiss, wenn die Spektdation das Leitseíl der Erlabrung nie verlásst, und wer die. . . ». Por error apareció impreso «wen» en vez de «wenn», y una coma agregada luego de «Spekulation», con lo cual se leía lo siguiente: «En cambio, estimará esta obra y la hará objeto de un celoso estudio quien sienta predilección por el pensamiento científico y lo aprecie como un mérito, quien nunca se aparte de la especulación, que es el hilo conductor de la experiencia, y pueda … ». En los Gesammelte Schrilten se publicó el texto corregido, mientras que los directores de las Gesammelte Werke, ignorhndo sin duda la existencia de la etrata, reimprimieron infortunadamente el texto original que la contenía.]

Obras de S. Freud: Escritos breves. Prólogo a Zehn Jahre Berliner

Prólogo a Zehn Jahre Berliner

Psychoanalytisches Institut.(1930)

(1)

Prólogo a Zehn Jahre Berliner

Psychoanalytisches Institut.(1930)

(1)
Las páginas que siguen describen la fundación y los logros del Instituto Psicoanalítico de Berlín, al que dentro del movimiento psicoanalítico le cupieron tres importantes funciones. En primer lugar, volver accesible nuestra terapia al gran número de personas que no sufren menos sus neurosis que los ricos pero no están en condiciones de sufragar los gastos de su tratamiento. En segundo lugar, procurar un centro donde se enseñase la teoría del análisis y donde la experiencia de analistas mayores pudiese trasmitirse a alumnos ansiosos de
aprender. Por último, perfeccionar nuestro conocimiento de las enfermedades neuróticas y
nuestra técnica terapéutica a través de su empleo y su prueba en condiciones nuevas.
Un instituto así era indispensable, pero en vano habríamos esperado la ayuda del Estado y el
interés de la Universidad para su fundación. Con energía y su sacrificio personal, un analista
tomó la iniciativa. El doctor Max Eitingon, hoy presidente de la Asociación Psicoanalítica
Internacional, hace ya diez años creó con sus propios recursos un instituto de esa índole, y lo
dirigió y mantuvo con su propio esfuerzo. Este informe sobre la primera década del Instituto de
Berlín es un tributo a su creador y director, un intento de agradecerle públicamente. Participará
en ese agradecimiento todo aquel que tenga algo que ver con el psicoanálisis en cualquier sentido.

Notas:
1- {Diez años del Instituto Psicoanalítico de Berlín.}
[Ediciones en alemán: 1930: Leipzig, Viena y Zurich: Internationaler Psychoanalytischer Verlag, setiembre; 1934: GS, 12, pág. 388; 1948: GW, 14, pág. 572. {Traducciones en castellano (cf. la «Advertencia sobre la edición en castellano»): 1955: «Prólogo del folleto «Décimo aniversario del instituto Psicoanalítico de Berlín»», SR, 20, pág. 175, trad. de L. Rosenthal; 1968: Igual título, BN (3 vols.), 3, págs. 311-2; 1974: igual título, BN (9 vols.), 8, pág. 3219.}
Algunos años antes, Freud había escrito un prólogo (1923g) a otro folleto de Max Eitingon en el que este informaba acerca de los dos primeros años de actividad del Instituto berlinés (que a la sazón se denominaba «Policlínica Psicoanalítica de Berlín»).]

Obras de S. Freud: Escritos breves. Palabras preliminares a Edoardo Weiss, Elementi di psicoanalisi. (1931 [1930])

Palabras preliminares a Edoardo Weiss, Elementi di psicoanalisi. (1931 [1930])

(Nota 1)
El autor de estas lecciones, mi amigo y discípulo doctor Edoardo Weiss, ha deseado que
presente su trabajo con algunas palabras. Lo hago, aun sabiendo perfectamente que huelga tal

Palabras preliminares a Edoardo Weiss, Elementi di psicoanalisi. (1931 [1930])

(Nota 1)
El autor de estas lecciones, mi amigo y discípulo doctor Edoardo Weiss, ha deseado que
presente su trabajo con algunas palabras. Lo hago, aun sabiendo perfectamente que huelga tal
presentación. La obra habla por sí misma. Quien sepa apreciar la seriedad de un empeño
científico, estime la honradez del investigador, no pretenda empequeñecer ni desmentir las
dificultades; quien halle goce en la habilidad del maestro para poner luz en lo oscuro y orden en
el caos mediante su exposición, no podrá sino atribuir gran valor a este libro y compartir mí
esperanza de que despertará en los círculos cultos de Italia un interés duradero por la joven
ciencia del psicoanálisis.

Notas:
1- [Primera edición: 1931: En Edoardo Weiss, Elementi di psicoanalisi, Milán: Wrico Hoepli, págs. vi-vii, ed. facsimilar (fechado en «Grundlsee, agosto de 1930») (1933, 2ª ed.; 1937, 3ª ed.). Ediciones en alemán: 1934: GS, 12, pág. 389; 1948: GW, 14, pág. 573. {Traducciones en castellano (cf. la «Advertencia sobre la edición en castellano»): 1955: «Palabras preliminares para un libro de Edoardo Weiss», SR, 20, pág. 179, trad. de L. Rosenthal; 1968: Igual título, BN (3 vols.), 3, pág. 313; 1974: Igual título, BN (9 vols.), 8, pág. 3221.}]