Conclusión. La psicología social

Conclusión. La psicología social

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La psicología social
es la ciencia del conflicto entre el individuo y la sociedad. Su objeto
de estudio serían todos los fenómenos relacionados con la ideología y
la comunicación, ordenados según su génesis, su estructura y su función,
constituyéndose es sistemas de representaciones y de actitudes. Además
la psicología social analiza y explica los fenómenos que son
simultáneamente psicológicos y sociales,(comunicación de masas,
lenguaje, representaciones sociales). El abordaje de su objeto de
estudio lo hace a través del análisis de la conducta humana, examinando
el proceso histórico que dio lugar a la continúa y mutua influencia y
relación entre individuo y sociedad. Para dar cuenta de esta
interdependencia es necesario tener en cuenta la estructura social en la
que tiene lugar la interacción, los nexos que mediatizan la influencia
de la estructura social sobre la interacción y los procesos psicológicos
por medio de los cuales, los determinantes sociales influyen en las
personas individuales, que en definitiva son los que hacen posible la
interacción.
Por estas consideraciones, la psicología social, puede ser definida como
el estudio científico de los procesos psicosociales implicados en la
génesis desarrollo y consecuencia del comportamiento interpersonal.
En cuanto a los psicosocial, dentro de la práctica docente, podríamos
decir que hay núcleos centrales a considerar, previo a cualquier
análisis de la situación actual de las familias que concurran al
servicio de estimulación temprana, que son los siguientes:
Si a través de la socialización primaria el individuo se convierte en
miembro de la sociedad y si es en ésta que el niño se identifica con los
otros significantes en una variedad de formas emocionales, acepta roles
y actitudes de los otros significantes, o sea que los internaliza y se
apropia, volviéndose así capaz de identificarse él mismo, de adquirir
una identidad subjetivamente coherente y plausible, y si el individuo
llega a ser lo que los otros significantes lo consideran y si es la
socialización primaria la que crea en la consciencia del niño una
abstracción progresiva que va de los roles y actitudes de otros
específicos a los roles y actitudes en general, (otro generalizado),
siendo, además el lenguaje el vehículo principal de este proceso y por
lo tanto es éste lo que debe internalizarse. Entendemos, por todo lo
expresado, que es de suma importancia tratar de descubrir como se dio
este proceso en los niños que concurren a estimulación temprana, ya que
la estructura básica de la socialización secundaria debe asemejarse a la
primaria.
Otro tópico a tener en cuenta es la identidad. Mead no solo sitúa el
campo de la identidad en el nivel de las relaciones interpersonales,
sino en el de la organización social y la cultura. Esta matriz
sociocultural, cuya apropiación individualizada es, el otro
generalizado, hace posible la comunicación simbólica y a través de ella
el surgimiento de la persona. Por esto creemos oportuno que la si la
identidad surge de una matriz sociocultural, esta debe ser respetada
para hacer posible la comunicación simbólica.
Si la actitud es una tendencia o predisposición adquirida y
relativamente duradera a evaluar de determinado modo a una persona,
suceso o situación y actuar en consonancia con dicha evaluación, es por
ello que nuestra actitud frente al niño y su familia, debe ser una
actitud abierta, flexible, de intercambio y respeto por otro, entendemos
que las actitudes son motores poderosos que nos brindan la energía para
nuestro comportamiento y lo dirigen. Entender nuestras actitudes es
entender nuestra conducta.
A la vez de lo mencionado hasta aquí, creemos importante detenernos en
el tema de los vínculos. Partiendo de la conceptualización de Pichón
Riviere, que define al vínculo como la manera particular que un sujeto
se conecta o relaciona con otro o los otros, creando una estructura que
es particular para cada caso y para cada momento. Entendiendo, además,
que toda actividad mental está dedicada a establecer una comunicación y
que para establecerla se necesita depositar parte de uno en el otro,
nuestra labor será la de poder captar la comunicación, hacernos cargo de
ella y trabajar con ella. Para esto debemos colocarnos de una manera
particular, como un recipiente abierto, dispuestos a controlar y cuidar
lo que nos han depositado y sabiendo que, todo mensaje debe ser
interpretado en el aquí – ahora conmigo, o sea que deberá ser una
técnica de tanteo de la realidad y una búsqueda de relaciones a través
de un interjuego dialéctico en forma permanente.
Estos sistemas interpersonales pueden entenderse como circuitos de
retroalimentación, ya que la conducta de cada persona afecta la de cada
una de las otras y es a su vez, afectada por éstas. Toda comunicación
implica un compromiso y por ende define la relación. Una comunicación no
sólo trasmite información, sino que, al mismo tiempo impone conductas.
Es, por esto que nuestra presencia como sostén de la función materna,
nos obliga a comunicarnos de la manera más adecuada (palabras, gestos,
actitudes, prejuicios), para lograr establecer una interacción con cada
una de las partes del sistema familia, de modo que un cambio en una de
las partes provoque un cambio en todas las partes y en el sistema total,
con el fin último de favorecer el desarrollo y crecimiento del niño en
un ambiente contenedor y facilitador del despliegue de sus
potencialidades.
En síntesis nuestra labor deberá tener en cuenta que no es sólo un niño
que llega al servicio de estimulación temprana, sino una familia, con su
modalidad comunicacional, con sus creencias, con sus roles definidos de
tal o cual manera, con sus prejuicios, su cultura, y que nosotros
también tenemos una carga de igual sentido, que se verá en la
transferencia y contratransferencia, por lo que es indispensable, para
evitar errores de apreciación, el trabajo interdisciplinario, el que nos
ayudará a percibir con claridad la familia que está delante de nosotros
y así poder obrar en consecuencia.