Test de Bender con el rendimiento escolar

EL TEST DE BENDER COMO INSTRUMENTO PREDICTIVO
Desde su creación el test de Bender había sido ampliamente empleado con
niños en la clínica y con propósitos de diagnóstico de trastornos
mentales. Sin embargo, debido a la necesidad creciente de contar con
instrumentos psicopedagógicos de sondeo y de medios de diagnóstico
rápidos, fáciles de administrar, confiables y seguros ha provocado que
el test de Bender sea objeto de numerosas investigaciones (en su mayoría
empleando la escala de maduración en la percepción visomotriz de
Koppitz) y que hoy en día sea utilizado cada vez con mayor frecuencia no
solo para evaluar el nivel de desarrollo en la percepción visomotriz en
los niños, sino también como test predictivo de:
a) el nivel intelectual
b) el rendimiento escolar
c) los problemas emocionales
d) los problemas de aprendizaje
e) la disfunción cerebral mínima y
f) el retraso mental.
Las investigaciones desarrolladas hasta 1973 son analizadas por Koppitz
en sus libros “El test gestáltico vasomotor para niños” (1986), y “El
test gestáltico de Bender” (1981), A continuación se presentan las
conclusiones a las que se ha llegado sobre el test de Bender como
instrumento predictivo.
EL TEST DE BENDER COMO INSTRUMENTO PREDICTIVO DEL NIVEL INTELECTUAL
En 1963 Koppitz afirmó que el test de Bender puede emplearse como un
test corto no verbal de inteligencia para niños pequeños,
particularmente con fines de selección o nivelación, pero que este tiene
que combinarse con un test verbal corto. Las investigaciones realizadas
en años posteriores parece indicar que el test de Bender está
íntimamente relacionado con las puntuaciones medias o por debajo de la
media expresadas en CI.
Estos hallazgos parecen apoyar la hipótesis de que las puntuaciones del
test están estrechamente relacionadas con las puntuaciones medias y por
debajo de la media de CI. Son tres las razones para que esto ocurra:
1. Algunos niños brillantes cuando inician su escolaridad son muy
jóvenes para su clase o tiene un retraso evolutivo en la percepción
visomotriz, y en consecuencia sus puntuaciones en el test de Bender son
aun muy inmaduras en el momento de ingresar a la escuela, pero cuando
estos se hacen mayores y maduros, sus puntuaciones tienden a mejorar
considerablemente hasta estar en armonía con su CI., hacia los 8-9 años.
2. Algunos niños brillantes destacan en casi todas las áreas, excepto en
la percepción visomotriz. Debido a su inteligencia pueden con el tiempo
superar y/o compensar sus deficiencias específicas. Por esta razón
pueden ir bien en la escuela a pesar de que sus protocolos en el test
sean inmaduros.
3. El tope en la ejecución del test de Bender es tan bajo que puede ser
difícil o incluso imposible discriminar entre protocolos medios,
superiores y muy superiores en alumnos de 8 o más años de edad, ya que
una vez que los niños son capaces de copiar las figuras del test sin
imperfecciones, y obtienen puntuaciones de 0 o 1 no pueden ya mejorarlas
a pesar de que continuaran creciendo en edad y capacidad mental.
En suma, las puntuaciones obtenidas en el test de Bender parecen ser un
buen predictor del nivel intelectual sólo para aquellos niños que tiene
un CI. ligeramente por encima de la media, pero no pueden discriminar
entre aquellos niños que tienen un CI. medio alto o superior.
Otros investigadores han estudiado también las relaciones entre:
1) El test de Bender, la edad y el CI.
2) El test de Bender y las puntuaciones de CI. tanto verbal como ejecutiva.
3) La calidad de los registros en el test de Bender y el CI.
Las conclusiones a las que se han llegado son las siguientes:
a) Las puntuaciones en el test de Bender y los puntajes de CI, para la
mayoría de los niños se hallan estrechamente relacionadas para cada
nivel de edad entre los 5 y los 10 años. Sin embargo, las correlaciones
tienden a disminuir cuando se utilizan grupos de niños con un rango de
edad demasiado amplio. Este aspecto no debe ser ignorado cuando se
seleccionen sujetos para una investigación (Koppitz en 1974 y Hartmen en
1972).
b) Las puntuaciones de CI tanto verbal como ejecutivo correlacionan
positivamente con las puntuaciones del test de Bender pero las
correlaciones con la escala ejecutiva son las únicas significativas
(Koppitz en 1963 y 1974, McNamara y otros en 1969, Cerbus y Oziel en
1971, Ackerman y otros en 1971 y Kelly y Amble en 1970).
c) Cuando se utiliza el test de Bender como instrumento predictivo del
nivel intelectual, también debe de considerarse la calidad de la copia
de las figuras. Los niños de inteligencia superior de diferentes niveles
socioeconómicos tienen una ausencia de distorsiones, un ordenamiento
lógico e inteligente abordaje del proceso de copiado de las figuras del
test, casi todos estos niños realizan:
1) Las figuras de Bender están bien organizadas y distribuidas en la hoja.
2) La mayoría de los niños utilizan menos de una hoja completa (generalmente abarcan la mitad de la hoja).
3) Los niños son concientes de sus imperfecciones en los dibujos e intentan corregirlos.
4) Los trazos de los niños no están no excesivamente gruesos ni muy
finos. Por lo tanto, al parecer una buena organización y emplazamiento,
las borraduras espontáneas y la corrección cuidadosa, así como las
figuras pequeñas están asociadas a una puntuación alta en CI. (Bravo en
1972 y Koppitz en 1974).
EL BENDER COMO PREDICTOR DEL RENDIMIENTO ACADEMICO.
La escala de maduración del test de Bender elaborada por Koppitz se ha
utilizado como instrumento predictivo del rendimiento escolar, puesto
que para la validación de la escala en 1963, se correlacionó cada uno de
los reactivos con el test de aprovechamiento metropolitan en niños de
1er. Y 2do. grado escolar y se incluyeron sólo aquellos reactivos que
diferenciaban entre los niños con un rendimiento escolar arriba del
promedio y los niños con rendimiento escolar por debajo del promedio.
Además, por ese mismo año Koppitz dirigió 3 estudios con niños de
primero al cuarto grado, para investigar la relación entre el
rendimiento escolar y las puntuaciones en el test de Bender y encontró
correlaciones significativas en los 3 casos (Koppitz, 1986).
Durante la década de 1963-1973 se realizaron diversas investigaciones
para analizar la relación entre la escala de maduración infantil de
Koppitz del test de Bender y el rendimiento escolar global. Las
conclusiones a las que se llegó a partir de estos estudios fueron las
siguientes:
1) Los resultados confirman la suposición de que la escala de maduración
infantil pueden diferenciar entre aquellos alumnos con un rendimiento
escolar global por arriba del promedio y los niños con un rendimiento
escolar por debajo del promedio. Por lo tanto, se puede afirmar que el
test de Bender es un buen predictor del rendimiento escolar general en
niños de educación primaria, sin embargo, el mejor momento para aplicar
el test de Bender es a los 5 y medio o 6 años de edad, que es cuando el
niño ingresa a la educación primaria (Dibner y Korn en 1969; Hammer en
1967; Keogh en 1965; Morfleet en 1963; Thweatt en 1963 y Koppitz en
1974).
2) La magnitud del nivel de significancia de las correlaciones entre el
test de Bender y el rendimiento escolar en los diferentes estudios varia
de unos grupos a otros, lo cual parece indicar que hay diferentes
factores que influyen y deben ser tomados en cuenta, entre estos
factores se encuentran: a) el nivel socioeconómico, b) la capacidad
mental, c) la edad, d) el nivel escolar al momento de aplicar el test de
Bender (Koppitz, 1981).

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
¿Existe subjetividad en la evaluación del docente al medir el nivel de maduración del estudiante?
JUSTIFICACIÓN
La evaluación como un instrumento que permite la vigilancia de la
efectividad del proceso de enseñanza aprendizaje, de la relación
maestro-alumno y de calidad de los conocimientos adquiridos sufre
actualmente de una subjetividad de la que no se ha podido alejar. El
docente aplica criterios subjetivos que impiden una medición objetiva de
los conocimientos adquiridos, lo que ha provocado que la evaluación se
convierta en un problema puramente técnico que se resolvería con la
mera selección y aplicación de los instrumentos apropiados, pero esta
simplificación ha provocado que la evaluación haya sido llevada
únicamente al terreno de la calificación, la certificación y la
acreditación.
El presente trabajo pretende mostrar las deficiencias actuales de la
evaluación realizada por los docentes, a la luz de la comparación con
un instrumento que ha demostrado su efectividad y objetividad como lo es
el Test de Bender, con la finalidad de aportar información útil en la
tomas de decisiones del proceso de aprendizaje, así como en posteriores
análisis de este problema.
OBJETIVO
Comparar la evaluación del rendimiento escolar realizada por el docente
con los resultados obtenidos en el Test de Bender en niños de 6 a 8
años.

CONCLUSIONES
Después de ser aplicadas las pruebas del test de Bender y comparar
estos resultados con los obtenidos en la evaluación realizada por el
docente, se puede apreciar como no existe concordancia debido en gran
parte a una falta de objetividad en la forma de asignar una calificación
numérica.
Esta falta de objetividad se presenta ya que los aspectos que se
miden para asignar estas calificaciones carecen de parámetros objetivos,
es decir, se toman en cuenta aspectos como la limpieza, conducta y
actitud de los estudiantes; aspectos que necesariamente se encuentran
supeditados a tendencias subjetivas por parte del docente. Pueden, y se
presentan, dudas respecto a sí esta evaluación se hace de manera
imparcial hacia todos los alumnos, si es que existe rechazo, afinidad o
interés hacia algunos de ellos en particular.
El sistema imperante de evaluación se pone en duda, pues la
asignación de una calificación numérica no puede ser objetiva al carecer
de criterios objetivos, de una escala que permita le evaluación sólo de
aspectos objetivos.
Es por esta razón que al confrontarse la evaluación realizada por el
docente con los resultados arrojados por el test de Bender, que mide un
solo aspecto de manera objetiva y con parámetros establecidos, se
presenta una considerable discrepancia. Esto traerá problemas
posteriores, ya que, un alumno que no es avaluado de manera objetiva al
ser enfrentado a situaciones que le exijan el empleo de competencias que
una calificación avala, se verá en la necesidad de retroceder en su
formación, es decir, la subjetividad de su evaluación no será igual al
de su desempeño en situaciones reales.

AUTORES:
Alejandro Barrera Damián
alephbarrera[@]yahoo.com
Elisa Garcia Benitez
Hugo Ruvalcaba Zapata
Paola Santamaría Villavicencio
MÉXICO DF. MÉXICO
PAIS, CIUDAD Y FECHA: MÉXICO, DISTRITO FEDERAL. DICIEMBRE 2006
BIOGRAFIA DE LOS AUTORES: Son todos estudiantes del cuarto semestre de
la Carrera de Pedagogía en la Facultad de Filosofía y Letras de la
Universidad Nacional Autónoma de México. UNAM