Noticias Psi – Coronavirus: un enfoque psicosomático

Fuente: INTERSECCIONES PSI – Revista electrónica de la Facultad de Psicología. (AÑO 10 – NÚMERO 35 – JUNIO 2020)- JORGE C. ULNIK

El factor cuantitativo

Otro aspecto que enferma es el factor cuantitativo. Los dueños de Zoom, o de Amazon o Mercado Libre pensaron su negocio para un número máximo de clientes que se vio multiplicado hasta llegar a millones y superó su capacidad de administrarlos. Del mismo modo los matrimonios, las parejas convivientes y los vínculos entre abuelos, padres e hijos que comparten el mismo hogar no están preparados para semejante multiplicación de tiempos y espacios compartidos. En estos tiempos, si los miembros de una pareja se pelean, no necesariamente quiere decir que no eran el uno para el otro. Eso habría que medirlo en condiciones normales. En las condiciones actuales, la presencia permanente implica una redistribución de la libido a veces con dificultad para encontrar nuevas formas de reencauzar estas energías de manera saludable (8). La cuarentena genera una serie de estímulos, situaciones y tareas que sobre demandan a las parejas, al cuerpo y al Yo. Las parejas heterosexuales con estándares hetero-normativos se han visto forzadas a una inversión de roles, de modo que la mujer con un trabajo en relación de dependencia se vuelve sostén del marido profesional o comerciante autónomo que no puede trabajar, pero sigue esperando que ella le prepare la comida, limpie la casa y organice la vida de los chicos, porque la empleada no está y no puede volver debido a la prohibición para circular. Así como los celulares y computadoras necesitan actualizaciones y nuevas aplicaciones, los matrimonios también. Y esos cambios y actualizaciones pueden ser tan pesados que provoquen que se tilde el sistema. En términos de salud, eso puede significar la aparición de una nueva enfermedad somática o el rebrote de una antigua.

La cuarentena como enfermedad auto-inmune

Un verdadero enfoque psicosomático implica no una psicogenia, ni un efecto psíquico de una causa somática, sino una articulación de un trastorno somático con el momento histórico, emocional, y evolutivo psicosexual del sujeto que lo padece. Y aquí el sujeto que lo padece no es un individuo sino la comunidad entera. Si consideramos el individuo como un ente aislado, es difícil pensar en un enfoque psicosomático de la pandemia de coronavirus, excepto que pensemos que psicosomático es lo mismo que psíquico, y que releguemos lo psíquico a las consecuencias anímicas de la enfermedad. En cambio, si consideramos que el individuo que estamos estudiando no es uno solo sino toda una comunidad de personas que, en este caso, por tratarse de una pandemia, sería toda la humanidad, ahí sí podríamos pensar la aparición de este virus como un hecho vital de esa comunidad articulado con el momento histórico y evolutivo de la misma.

Hay reacciones secundarias a la enfermedad que quizás nos estén diciendo algo más primario sobre ella. Por ejemplo, la comparación del coronavirus con un enemigo y de la situación general con una guerra. El coronavirus, sin quererlo, satisface lo que según Umberto Eco es una necesidad de la sociedad: construir el enemigo (2). En medicina, estamos acostumbrados a ver que el enfermo y junto con él, la enfermedad, van al médico. Pero aquí parecería ser el médico el que va a la enfermedad. La población los aplaude, como se aplaude al soldado que va a la guerra: identificado el enemigo, ahí van los médicos a combatirlo. Pero la misma sociedad los rechaza cuando vuelven derrotados, porque eso significa no solo que no vencieron la enfermedad, sino que la traen al terreno de los “nuestros”. También es curioso que se trate de sospechoso al que tiene fiebre o dolor de garganta y tos. En medicina se habla de diagnóstico presuntivo y debería llamarse individuo con diagnóstico presuntivo de covid 19 y no sospechoso con destino de aislamiento (8).

Es en ese sentido que resulta muy importante el lugar de los asintomáticos. El descubrimiento de esa condición nos volvió “sospechosos” a todos. Si esto fuera una guerra, el asintomático ocupa el lugar del espía, un doble agente que no se sabe para qué lado juega (8). Es víctima, porque padece la infección y es victimario, porque la contagia sin sufrirla. Como si fuera el caballo de Troya, si le abres la puerta, el enemigo que está adentro te derrotará. Dado que no se puede testear a todo el mundo, se encierra a toda la comunidad y al encerrarla, se ataca su supervivencia económica, resultando todo como una especie de enfermedad autoinmune, que trata a lo propio como extraño y se inflama, atacándolo. Todo ocurre de una manera parecida a la enfermedad por covid 19, que no es una enfermedad autoinmune, pero en la cual los alvéolos pulmonares inflamados por la reacción del propio organismo no permiten el intercambio de oxígeno necesario para sobrevivir.

El “organismo” reacciona atacando lo propio -la población- como si fuera un extraño o un sospechoso. La cuarentena, aunque necesaria, termina funcionando como una especie de inflamación social, en exceso y antes de tiempo, que impide el intercambio entre sus miembros. Y en medio de esta mega reacción auto-inmune, se ha instalado el reino de la neurosis obsesiva, un tabú del contacto en el cual la prohibición de tocar es la ley central y principal y en donde, como esgrimistas, debemos mantener una distancia en la cual no ser tocados porque touché significa muerto (9).

En definitiva, lo que queda afectado es el sentimiento de comunidad, y “…el síndrome autoprotector no solo termina por relegar al telón de fondo todo otro interés (…) sino que produce el efecto contrario al deseado. En vez de adecuar la protección al efectivo nivel de riesgo, tiende a adecuar la percepción del riesgo a la creciente necesidad de protección, haciendo así de la misma protección uno de los mayores riesgos.” (8)


Referencias:

1) Ceverino, A. (2020). Encuentro virtual: Malestar y ética. Universidad Complutense de Madrid, 11 de mayo 2020.

2) Eco, U (2008): Construir al enemigo y otros escritos, 1era ed. Sudamericana, Buenos Aires, 2013).

3) Esposito R Immunitas (2005). Protección y negación de la vida. Amorrortu Ed. Buenos Aires.

4) Freud, Sigmund (1924): El block maravilloso, Obras completas, Tomo III. Biblioteca Nueva, Madrid.

5) Lacan, J(1964) : Seminario 11. Los cuatro principios fundamentales del psicoanálisis. El sujeto y el otro: la afanisis. Ed Paidos. Buenos Aires.

6) Nasio, JD (2006): Los ojos de Laura. El concepto de objeto a en la teoría de J. lacan. Amorrortu Ed. Buenos Aires.

7) Rodulfo, R (2019): En el juego de los niños. Ed. Paidos, 2019. Buenos Aires.

8) Tolosa, P; Patrono, R; Casoni, C; Castro L; Fernández,A ; Flores, A; Gatto Pereyra, A; Gonzalez Garayalde, M; Lesyuk, O; Moure, M; Neumann X; Orradre B; Ponte, A; Santanguida, N; Bogani, H; Ziebart, E : Lluvia de ideas en reunión de cátedra de Fisiopatología y Enfermedades Psicosomáticas. Facultad de Psicología. Universidad de Buenos Aires, 2020.

9) Ulnik, J (2011): El psicoanálisis y la piel, 2da ed. Paidós. Buenos Aires.

Fuente: INTERSECCIONES PSI – Revista electrónica de la Facultad de Psicología. (AÑO 10 – NÚMERO 35 – JUNIO 2020) Link a la página: http://intersecciones.psi.uba.ar/index.php?option=com_content&view=article&id=821:coronavirus-un-enfoque-psicosomatico&catid=9:perspectivas&Itemid=1


Autor: psicopsi

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