Los términos epistémicos

Teoría y doctrina

Hemos respetado las expresiones «teoría» (Theorie) y «doctrina» (Lebre). Dejamos al cuidado del lector discernir su uso diferenciado por parte de Freud. Sólo nos limitaremos a justificar nuestro proceder. Hallamos una definición explícita en La interpretación de los sueños: «Llamaremos con derecho teoría sobre el sueño a un enunciado {Aussage} acerca de este que procure explicar {erkláren} desde un solo punto de vista el mayor número de los caracteres en él observados y, al mismo tiempo, determine la posición del sueño respecto de un campo de fenómenos más vasto» (GW, 2-3, pág. 78). Así, las examinadas por Freud en el capítulo 1 de esa obra son «teorías», en tanto que el capítulo VII es la teoría de Freud acerca del sueño, y el cuerpo del libro es la «doctrina» sobre el sueño.

Recordemos que Kant se proponía crear una propedéutica, no una «doctrina» de la ciencia. «Doctrina» tiene que ver con exposición «dogmática» (no se lo entienda en sentido corriente, de cerrazón a la crítica). La exposición dogmática está destinada a la enseñanza de un conjunto orgánico de tesis. Leemos, en ¿Pueden los legos ejercer el análisis? (GW, 14, pág. 217), que Freud va a presentar «dogmáticamente» el psicoanálisis como si fuera un edificio doctrinal (Lehrgebáude) acabado. Y apunta: «Pero no se crea que ha nacido como un sistema filosófico».

En La interpretación de los sueños afirma que no quiere emplear los sueños de los neuróticos para una «introducción a la técnica y a la doctrina de la interpretación de los sueños» (GW, 2-3, págs. 108-9). Y un poco antes: «Me he propuesto demostrar que los sueños son susceptibles de una interpretación; así, las eventuales contribuciones que yo pueda hacer al esclarecimiento de los problemas oníricos considerados en el capítulo 1 no serán para mí sino ganancias suplementarias … ». Esos problemas son los de la teoría del sueño. «Mi premisa de que los sueños son interpretables entra en contradicción con la doctrina prevaleciente sobre el sueño, y aun con todas las teorías sobre el sueño, exceptuada la de Scherner» (GW, 2-3, pág. 100). juegan ahí los dos términos. Otro pasaje de la misma obra es, quizá, más esclarecedor: «La hipermnesia del sueño y el hecho de que tiene a su disposición el material infantil se han convertido en pilares fundamentales de nuestra doctrina; en nuestra teoría del sueño hemos atribuido al deseo que proviene de lo infantil el papel de motor indispensable para la formación del sueño» (GW, 2-3, pág. 595).

Parece que ahora podríamos vislumbrar el significado de doctrina y teoría. El material infantil del sueño se ha documentado en los análisis, en la experiencia {Erlahrung} hecha, con el objeto de estudio. Aparecían materiales que hacían conjeturar (vermuten) su procedencia infantil; y esta, luego, ha podido verificarse por su emergencia en el recuerdo. Entonces, en el estudio del fenómeno, la observación sugirió una conjetura que nuevas observaciones {Beobachtung} corroboraron, lo cual configura un proceso de experiencia con el objeto, susceptible de generalización. Eso es doctrina; en cambio, la teoría se sitúa en el nivel explicativo de las fuerzas que mueven el aparato psíquico. No nos sorprenderá, pues, que en «Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico» se nos diga que la doctrina de la represión es el extracto teórico de innumerables experiencias.