Cultura, violencia y enamoramiento: perspectivas del noviazgo desde los jóvenes bachilleres (CAPÍTULO II)

2.2 EL ENAMORAMIENTO COMO SINÓNIMO DE PERFECCIÓN DEL SUJETO DE AMOR

Estar enamorado es ver a la persona
que quieres casi perfecto, sin ningún defecto
ni equivocación alguna, cuando sientes
que sólo esa persona te hace feliz y lo ayudas,
lo apoyas y te sientes cómodo, a gusto, contento y tranquilo
Jazmín María, 18 años, Entrevistada

El proceso de enamoramiento puede ser y ha sido estudiado desde diferentes perspectivas. Recuperando estudios de investigadoras mexicanas, Sarah Corona y Zeyda Rodríguez (2000) refieren a un aspecto central de dicho proceso que nos resulta imprescindible rescatar en nuestra investigación. Este aspecto se vincula con la relación entre la comunicación y la cultura, y a su vez, con la filiación entre el ámbito del sujeto y su relación con lo social:
El amor es fuente de una amplia producción comunicativa en el orden de la vida cotidiana individual y social. En el ámbito académico es principalmente tema de estudios psicológicos y filosóficos. El amor, ubicado en lo profundo del ser y vinculado con el mundo emotivo, íntimo, inmaterial, pareciera ser una emoción autónoma, incontrolable, natural, sin nexos con la construcción social (Corona, S. y Rodríguez, Z. 2000: 49)
Es preciso advertir que a pesar de la existencia de múltiples trabajos teóricos y de investigación aplicada que tiene como objeto de estudio el amor, esta abundancia no encuentra su correlato con la investigación sobre las distintas prácticas amorosas y sus componentes culturales. Por ello, creemos que acercarnos al estudio enfocado de las puestas en acción del código amoroso, particularmente vinculado a interacciones violentas, contribuye sin duda a reconocer las prácticas productoras de experiencias constitutivas de realidades diversas.
Según Arlie Russel Hochschild, quien ha revisado la temática del enamoramiento desde la perspectiva de la sociología de las emociones, nos habilita a pensar que, entre las carencias fundamentales de la sociología, está la escasez de estudios que coloquen en el centro de sus análisis a los sentimientos y los procesos como el enamoramiento. Nuestra experiencia en este trabajo permite señalar que para investigar empíricamente cómo es el enamoramiento es indispensable ubicarlo dentro de un contexto histórico-social específico. Como planteo fundamental de la presente investigación, realizaremos un recorrido sobre los distintos abordajes que se han realizado sobre el enamoramiento. En tanto proceso, nos interrogamos e intentaremos echar luces sobre las siguientes preguntas: qué es y cómo se relaciona con el fenómeno de la cultura-violencia.
Según la ciencia médica norteamericana,7 el enamoramiento es un proceso bioquímico, ya que los síntomas comienzan con reacciones en el cuerpo humano, específicamente, en el cerebro. Allí es donde se produce una sustancia llamada feniletilamina, que se conoce como compuesto orgánico; es parte de la familia de las sustancias llamadas anfetaminas. Cuando la feniletilamina comienza a producirse en el cerebro, éste responde secretando dopamina,8 así como norepinefrina y oxitócina. Gracias a estas sustancias, los neurotransmisores comienzan a provocar en el cuerpo ‘arrebatos sentimentales’ refiriéndonos a éstos como las sensaciones corporales que se producen cuando se está enamorado.
Es entonces cuando inicia la llamada ‘química del enamoramiento’. En tal proceso biofísico las sustancias comienzan a correr en el cerebro y las reacciones no se hacen esperar, las descargas neuronales participan en nuestro organismo como un sistema de ebullición, a través del sistema nervioso. El hipotálamo remite a todas las glándulas del cuerpo mensajes suprarrenales que aumentan la producción de adrenalina y noradrenalina 9 que provocan reacciones tales como latidos de corazón en aceleramiento (130 pulsaciones por minuto), aumento en la presión arterial sistólica (lo que conocemos como máxima), liberación de grasas y azúcares para aumentar la capacidad muscular, generación de glóbulos rojos a fin de mejorar el transporte de oxígeno por la corriente sanguínea.10 Es por ello que aparecen las sudoraciones en el cuerpo, las taquicardias, los nervios, las pulsaciones en las zonas erógenas, y las famosas ‘mariposas en el estómago’. Tales reacciones se sienten cuando estamos cerca del ‘sujeto de amor’ o, en otras palabras, cerca de la persona de la cual estamos enamorados.
Por otro lado, desde una perspectiva psicológica, se enuncia que cuando un sujeto es atraído por otro, no es mera casualidad; sino que los sujetos construimos desde pequeños una mapa mental -o dicho de otro modo- un modelo o molde a través de circuitos cerebrales que determinan de quién nos vamos a enamorar. John Money (2009), psicólogo y sexólogo, menciona que desde que somos niños, entre los 5 y los 8 años de edad, desarrollamos un patrón en cuanto a la pareja ideal. Esto acontece a partir de las asociaciones que realizamos en relación a las personas cercanas a nosotros, es decir, la familia, los amigos, asociados a las experiencias y hechos fortuitos. Por lo que podemos tener claro que la persona de la cual nos enamoramos ha sido previamente vislumbrada y asociada en base a la construcción de rasgos esenciales ya preestablecidos.
Por su parte, Sigmund Freud (1973) se acerca al concepto de enamoramiento desde el psicoanálisis. Freud -conocido también como el padre del psicoanálisis- menciona que dicho proceso tiene sus raíces en el aparto psíquico a partir de los tres grandes elementos de la psicología freudiana. Para Freud, el alma -vista como conciencia- está dividida y no es un elemento totalitario, o un todo, sino por el contrario. Dentro de nuestra psique, se pueden reconocer tres grandes elementos: el Yo, el Super Yo, y el Ello. Sin adentrarnos demasiado en esta teoría, podemos decir que el Yo es el elemento que se considera la parte racional de nuestra psique. Éste tendrá la función de pensar de forma racional y de manera lógica. Por lo que siempre intentará satisfacer nuestros deseos más íntimos, pero como ya dijimos, siempre de forma racional, real y sensata. El Yo siempre será el mediador entre Ello y el Super Yo. Por su parte, el Ello tiene relación con lo que conocemos como el inconsciente. Se relaciona principalmente con los instintos del ser humanos, con los deseos y anhelos que surgen de él. Su función en el aparto psíquico será el intento constante de satisfacer, siempre y ante todo, cada instinto. Por último, el Super Yo se considera la parte moral, aquella que se enfoca en los grandes ideales del ser humano y que se opondrá siempre a los deseos producidos por el Ello. Cuando se produce el enamoramiento, el Ello, el Yo y el Super Yo, comienzan a trabajar con un fin determinado: la obtención del sujeto de amor.
Del Ello surgirán los instintos sexuales y placeres relacionados con el amor; el Super Yo consolidará los ideales antes preestablecidos en el sujeto de amor y el Yo será quien controle ambas partes. Cuando se produce enamoramiento, según la teoría freudiana, se deposita en el sujeto de amor cierta idealización, deslumbramiento, sentimientos de posesión y creemos encontrar en el otro, aquello de lo que carecemos. Entonces, se ve un reconocimiento en el otro, una identificación, colocando al sujeto de amor en el lugar del ideal del yo. Esto es, proyectándonos en aquel del que estamos enamorados. Freud (1973) afirma que es entonces cuando sentimos la sensación de “salvación”. Ha llegado quien me salvará y completará; entonces, las faltas y carencias de las que adolezco podrán ser suplidas.
De forma breve, hemos explicado, desde la teoría psicoanalítica, el proceso de enamoramiento; ahora conviene explicarlo desde un enfoque que integre una perspectiva social. Si bien nos interesa abordar los discursos de los sujetos sobre el enamoramiento, cómo es vinculado a las relaciones de noviazgo y la violencia, ponemos el acento en los procesos de normalización que se construyen intersubjetiva, social y culturalmente. Es decir que la perspectiva psicoanalítica no nos resulta del todo conveniente para los objetivos perseguidos. En este sentido, el trabajo realizado por Francesco Alberoni, en su libro Enamoramiento y amor (1979), parece brindarnos algunos aportes.
Para el sociólogo italiano el enamoramiento11 es definido como “el estado naciente de un movimiento colectivo de dos” (1979: 13). Según el autor, el enamoramiento no es un fenómeno habitual, una sublimación de la sexualidad (en términos freudianos) o un capricho de la imaginación. Este proceso tiene que ver con fenómenos colectivos. Alberoni menciona que este estado naciente es el más pequeño de los fenómenos sociales.
Identifica que cuando dicho estado es correspondido, es decir recíproco, se vuelve entonces un fenómeno colectivo y por consecuencia es innegable su individualidad. Por lo tanto, no podrá ser confundido con ningún otro movimiento colectivo (Alberoni, F. 1991).